Más Democracia:
SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA INSEGURIDAD
Por: Valerio García
La clave de la seguridad es la democracia: si se integran los valores de las instituciones formales e informales de la democracia al aparato del Estado y se vincula de forma multidimensional a la seguridad y a la defensa estamos seguro de un impacto inmediato y positivo en la seguridad.
De
forma recurrente se escucha a vocingleros argüir que se requiere mano dura,
autoritarismo para vencer la inseguridad y resolver el problema de la
violencia. Nada más absurdo e irreflexivo.
Las
manifestaciones de inseguridad son producto de una escalada de acontecimientos
que de manera progresiva van lacerando la integración de la sociedad en sus
diferentes manifestaciones colectivas.
La
violencia tiene su origen en la desigualdad, las falencias del sistema
educativo, el hacinamiento, la insalubridad, el deterioro social, político y
económico que toma cuerpo por las fallas en el control social, patrimonial y
territorial del que el Estado es responsable. Es que en Latinoamérica, por
ejemplo, la transición del autoritarismo a la democracia, ha dejado un lastre
que ha impedido la reforma institucional requerida para dar respuesta los
desafíos de la seguridad en una nueva realidad sociopolítica y socioeconómica.
La
seguridad no puede configurarse como hace 50 años, no podemos dar respuesta a
problemas tan disimiles con las mismas estructuras y procedimientos de la
Guerra Fría.
La
clave de la seguridad es la democracia: si se integran los valores de las
instituciones formales e informales de la democracia al aparato del Estado y
se vincula de forma multidimensional a la seguridad y a la defensa estamos
seguro de un impacto inmediato y positivo en la seguridad.
Si
pasamos balance a algunos países de Latinoamérica podemos demostrar
rápidamente la tesis de que: "A mayor calidad de la Democracia más
seguridad Integral".
Haciendo
una correlación del índice de democracia de The Economist (2010) y el Índice de Paz Global (2012) del Instituto
para la Economía y la Paz (IEP) de Londres, con los países: Honduras,
Guatemala, República Dominicana, Argentina, Panamá, Costa Rica y Uruguay
podemos verificar que a medida que crece la calidad de la democracia se
registra mayor nivel de paz global según el indicador referido.
Mientras
Honduras tiene un índice de democracia de 5.84, registra el menor índice de
seguridad de la muestra con 7.661. República Dominicana estaría en
la media, con 6.2 de índice de democracia y un 7.9 de índice de seguridad;
mientras que Uruguay que es una de las democracias de mayor calidad de América Latina, presenta
un 8.17 en el índice de democracia y registra asimismo el mayor nivel de
seguridad con 8.37 en el indicador. Esto es solo una muestra de que la
seguridad se logra a través de la implementación de los procesos que generan
calidad a la democracia.
Entonces,
cuáles son las variables que se integran a esos procesos? Son el Fomento
de la Libertad, Las garantías de Participación, y un Fortalecimiento
institucional que tienda a la transparencia. Si se integran estos
factores a cualquier estrategia para impactar cualquier variante de la
seguridad podemos garantizar que se resuelve el problema de la
inseguridad.
El elemento clave aquí
es: cómo lograr que se integren estos elementos a los procesos de control
social, territorial y patrimonial para generar seguridad integral? Esta
articulación y su implementación serán producto de una próxima entrega.
Valerio García: Es un apasionado de la seguridad y defensa nacional combinado con el medio ambiente, en una administración publica de alto contenido y valor ético. Es Magister en Administración Publica y en Seguridad y Defensa, además, se ha Diplomado en Protección Ambiental.
Vista el blog personal del Valerio
http://seguridambiental.bligoo.com/
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LA ECUACIÓN DEL
CRIMEN ORGANIZADO EN REPÚBLICA DOMINICANA
Por: Rafael
Ferreras Sánchez
Es importante el diseño e implementación de una nueva estrategia nacional de lucha contra el crimen organizado que integre en su conjunto a los diferentes organismos e instituciones de seguridad.
El crimen organizado en la República Dominicana pasa por un momento
en que su reflexión y debate se centra exclusivamente en la
superficialidad de lo visible y lo tangible, sin profundizar en los elementos de causa y
efecto. Sin embargo, el desconocimiento de las variables incógnitas, que en
ocasiones resultan ser más importantes y determinantes en el desarrollo de ese
fenómeno, son omitidas o simplemente ignoradas, lo que hace que se genere una
sensación de pérdida en la lucha contra este flagelo.
Este sentimiento no sólo aflige a
la sociedad dominicana en particular, sino que es también compartido en la
mayoría de los países del Continente Americano esencialmente por la debilidad
del Estado-nación que se presenta incapaz de garantizar el control de su
territorio.
La dificultad se presenta por una
inadecuada comprensión de esa
problemática, que deriva en el desarrollo y ejecución de estrategias aisladas
frente a un problema que debe ser encarado de manera global e integral con la
participación no sólo de organismos nacionales sino también de la cooperación internacional.
El crimen organizado tiene diferentes formas de manifestarse
y ha desarrollado una gran capacidad de mutación, independientemente del
escenario en que se encuentre. El narcotráfico, las mafias fronterizas, el tráfico
de armas y de personas, el lavado de activos, y más recientemente la incorporación
del secuestro y el sicariato, son sólo
algunas de sus manifestaciones que progresivamente aumentan su incidencia en el
territorio dominicano. Por lo tanto, urge la necesidad de crear los
instrumentos jurídicos e institucionales que permitan abordar esta problemática
de manera conjunta, global e integral.
La sociedad dominicana ya ha
vivido su propia experiencia con el crimen organizado, y aunque la escalada del
delito y la criminalidad en la última década escapa a la capacidad de sorpresa
de la ciudadanía, no sería posible vivir una nueva situación de “apocalipsis
now” de lo imposible. Sin embargo, el pronóstico para el país a corto plazo
parece desalentador y talvez hasta dramático.
El Embajador de Estados Unidos y Subsecretario de Estado para Asuntos del
Crimen Organizado, William Brownfield, está convencido que dado el éxito logrado en la lucha contra el narcotráfico en Colombia
y México, las bandas criminales se están trasladando a Centro América y el Caribe,
y asegura que la República Dominicana en algunos años será posiblemente el
centro de operaciones más importante para esos grupos en todo el continente
Americano.
Aunque el aparente éxito que se
está logrando en Colombia y México está altamente influenciado por los recursos
financieros, militares y tecnológicos que se reciben de Estados Unidos, esta
reflexión genera la inevitable inquietud de saber si nuestros dirigentes políticos
y quienes toman decisiones están conscientes de lo que se avecina. ¿Contamos
con la fortaleza de una estructura legal e institucional para enfrentarlo?, ¿O simplemente
estamos tomando las medidas necesarias para enfrentar el inminente y desbordante problema?
Si no tomamos las medidas pertinentes para detener el
incremento descontrolado del narcotráfico y la presencia de grupos del crimen
organizado, el país corre el riesgo de pasar por la misma experiencia de
Colombia y México, donde el desbordamiento de las instituciones de seguridad
del Estado ha puesto en jaque a la sociedad, a los gobiernos y al Estado en su conjunto. Esta situación se
agrava en el caso de la República Dominicana y sus consecuencias
inevitablemente podrían ser más dramáticas dada la debilidad institucional
histórica, que no es el caso de Colombia. Por otra parte, en contraste con el
caso mexicano, no disponemos de los recursos humanos y financieros suficientes
para librar una lucha de largo alcance.
Hay que destacar la importancia
de enfrentar el crimen organizado como un mal que se desarrolla en diferentes dimensiones
en la República Dominicana, y
actualmente se combaten de manera aislada e independiente. Por eso es
importante el diseño e implementación de
una nueva estrategia nacional de lucha contra el crimen organizado que integre
en su conjunto a los diferentes organismos e instituciones de seguridad.
Rafael Ferreras Sánchez
Nacido
en Santo Domingo, egresado del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y
de la Academia Militar “Batalla de las Carreras”, ha desarrollado su formación
académica en varios países ; cabe
mencionar: República Dominicana, Chile, España y Estados Unidos de América. Con
una amplia trayectoria profesional que le ha permito armar un bagaje
intelectual y académico gracias a una red de contactos en círculos tanto de
Europa como en América.
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Seguridad Vial, sí, pero ¿Qué es la seguridad vial?
Por: Raimundo García Cuesta
Continuamente estamos escuchando el término de Seguridad vial, utilizado en estudios, discursos, programas de intenciones, incluso en conversaciones informales, pero ¿realmente existe conciencia de lo que es la Seguridad Vial? Pues si estudiamos con detalle todas las referencias que se hace a ella, llegamos a la conclusión de que se entiende por tal la mera ausencia de accidentes. Se avanza, por ejemplo en la diferenciación que se hace en Europa entre "Road Safety" y la nueva "Street Safety", pero siempre refiriéndose la seguridad vial en genérico. Es necesario, por tanto llegar a un acuerdo respecto a lo que debemos entender por Seguridad Vial, para, a partir de ese concepto, hacer un planteamiento científico de su consecución.
Por pura analogía, podemos referirnos a la definición de salud que hace la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), al afirmar en su carta magna que: "La salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedades".
Así, y siguiendo la misma línea de razonamiento, entendiendo por seguro "aquel lugar o sitio libre y exento de todo peligro, daño o riesgo", resulta que la Seguridad Vial sería aquella que, reconociendo la innegable importancia de evitar accidentes y víctimas, ponga el acento en el acceso seguro, libre y autónomo a los espacios públicos, urbanos e interurbanos. El fin último es el conseguir un bienestar saludable de nuestras calles y carreteras. Y sin quererlo, ya estamos en la línea de la definición de la OMS, es decir, la Seguridad Vial sería "el estado de bienestar saludable en el libre y autónomo uso de nuestras calles y carreteras".
Los actuales planteamientos de actuación, limitados a evitar el riesgo reduciendo el índice de accidentes, aplicando normativas de tráfico, incidiendo en el comportamiento individual, etc., muchas veces implican una limitación a la movilidad, que en algunos casos, como en el de los niños, puede llegar a ser traumática, y se contraponen a aquellos principios que inspiran una Seguridad Vial Sostenible, como lo sea la actuación proactiva, basada en escenarios reales, entendiendo y gestionando los riesgos, desarrollando la responsabilidad social, y mejorando la calidad de vida.
Ahora bien, la seguridad vial es una parte de la seguridad, y ésta es uno de los principales indicadores de calidad de vida, por lo que mejorar la seguridad vial mejora directamente la calidad de vida en nuestra comunidad. Es preciso, por tanto, contribuir a una mejor comprensión del concepto de seguridad, huyendo de simples enfoques convencionales desde la ingeniería del tráfico (del vehículo y de la vía) y/o "educación de conductores", cuestión esta última que actualmente se limita a cuestiones de tráfico y comportamiento en la conducción y está muy sometida a restricciones de tiempo y currículo.
Es preciso, por tanto, abrir un gran debate sobre este aspecto primordial, y auténtica "clave de bóveda" de todo el complejo entramado social que es preciso tejer y conservar para, precisamente, disfrutar de esa seguridad vial. La idea de la Carta Europea de la Seguridad Vial, en cuanto que compromiso tanto individual como colectivo, con un esfuerzo y objetivo común, es un buen punto de partida. Y esta idea puede aplicarse, con las necesarias adaptaciones a la idiosincrasia propia de cada región, de forma casi universal.
Raimundo García Cuesta
Presidente de la AEAV (Asociación Española de Accidentología Vial)
Más Democracia:
SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA INSEGURIDAD
Por: Valerio García
La clave de la seguridad es la democracia: si se integran los valores de las instituciones formales e informales de la democracia al aparato del Estado y se vincula de forma multidimensional a la seguridad y a la defensa estamos seguro de un impacto inmediato y positivo en la seguridad.
De
forma recurrente se escucha a vocingleros argüir que se requiere mano dura,
autoritarismo para vencer la inseguridad y resolver el problema de la
violencia. Nada más absurdo e irreflexivo.
Las
manifestaciones de inseguridad son producto de una escalada de acontecimientos
que de manera progresiva van lacerando la integración de la sociedad en sus
diferentes manifestaciones colectivas.
La
violencia tiene su origen en la desigualdad, las falencias del sistema
educativo, el hacinamiento, la insalubridad, el deterioro social, político y
económico que toma cuerpo por las fallas en el control social, patrimonial y
territorial del que el Estado es responsable. Es que en Latinoamérica, por
ejemplo, la transición del autoritarismo a la democracia, ha dejado un lastre
que ha impedido la reforma institucional requerida para dar respuesta los
desafíos de la seguridad en una nueva realidad sociopolítica y socioeconómica.
La
seguridad no puede configurarse como hace 50 años, no podemos dar respuesta a
problemas tan disimiles con las mismas estructuras y procedimientos de la
Guerra Fría.
La
clave de la seguridad es la democracia: si se integran los valores de las
instituciones formales e informales de la democracia al aparato del Estado y
se vincula de forma multidimensional a la seguridad y a la defensa estamos
seguro de un impacto inmediato y positivo en la seguridad.
Si
pasamos balance a algunos países de Latinoamérica podemos demostrar
rápidamente la tesis de que: "A mayor calidad de la Democracia más
seguridad Integral".
Haciendo
una correlación del índice de democracia de The Economist (2010) y el Índice de Paz Global (2012) del Instituto
para la Economía y la Paz (IEP) de Londres, con los países: Honduras,
Guatemala, República Dominicana, Argentina, Panamá, Costa Rica y Uruguay
podemos verificar que a medida que crece la calidad de la democracia se
registra mayor nivel de paz global según el indicador referido.
Mientras
Honduras tiene un índice de democracia de 5.84, registra el menor índice de
seguridad de la muestra con 7.661. República Dominicana estaría en
la media, con 6.2 de índice de democracia y un 7.9 de índice de seguridad;
mientras que Uruguay que es una de las democracias de mayor calidad de América Latina, presenta
un 8.17 en el índice de democracia y registra asimismo el mayor nivel de
seguridad con 8.37 en el indicador. Esto es solo una muestra de que la
seguridad se logra a través de la implementación de los procesos que generan
calidad a la democracia.
Entonces,
cuáles son las variables que se integran a esos procesos? Son el Fomento
de la Libertad, Las garantías de Participación, y un Fortalecimiento
institucional que tienda a la transparencia. Si se integran estos
factores a cualquier estrategia para impactar cualquier variante de la
seguridad podemos garantizar que se resuelve el problema de la
inseguridad.
El elemento clave aquí
es: cómo lograr que se integren estos elementos a los procesos de control
social, territorial y patrimonial para generar seguridad integral? Esta
articulación y su implementación serán producto de una próxima entrega.
Vista el blog personal del Valerio
http://seguridambiental.bligoo.com/
.........................................................................
LA ECUACIÓN DEL CRIMEN ORGANIZADO EN REPÚBLICA DOMINICANA
Por: Rafael
Ferreras Sánchez
Es importante el diseño e implementación de una nueva estrategia nacional de lucha contra el crimen organizado que integre en su conjunto a los diferentes organismos e instituciones de seguridad.
El crimen organizado en la República Dominicana pasa por un momento
en que su reflexión y debate se centra exclusivamente en la
superficialidad de lo visible y lo tangible, sin profundizar en los elementos de causa y
efecto. Sin embargo, el desconocimiento de las variables incógnitas, que en
ocasiones resultan ser más importantes y determinantes en el desarrollo de ese
fenómeno, son omitidas o simplemente ignoradas, lo que hace que se genere una
sensación de pérdida en la lucha contra este flagelo.
Este sentimiento no sólo aflige a
la sociedad dominicana en particular, sino que es también compartido en la
mayoría de los países del Continente Americano esencialmente por la debilidad
del Estado-nación que se presenta incapaz de garantizar el control de su
territorio.
La dificultad se presenta por una
inadecuada comprensión de esa
problemática, que deriva en el desarrollo y ejecución de estrategias aisladas
frente a un problema que debe ser encarado de manera global e integral con la
participación no sólo de organismos nacionales sino también de la cooperación internacional.
El crimen organizado tiene diferentes formas de manifestarse
y ha desarrollado una gran capacidad de mutación, independientemente del
escenario en que se encuentre. El narcotráfico, las mafias fronterizas, el tráfico
de armas y de personas, el lavado de activos, y más recientemente la incorporación
del secuestro y el sicariato, son sólo
algunas de sus manifestaciones que progresivamente aumentan su incidencia en el
territorio dominicano. Por lo tanto, urge la necesidad de crear los
instrumentos jurídicos e institucionales que permitan abordar esta problemática
de manera conjunta, global e integral.
La sociedad dominicana ya ha
vivido su propia experiencia con el crimen organizado, y aunque la escalada del
delito y la criminalidad en la última década escapa a la capacidad de sorpresa
de la ciudadanía, no sería posible vivir una nueva situación de “apocalipsis
now” de lo imposible. Sin embargo, el pronóstico para el país a corto plazo
parece desalentador y talvez hasta dramático.
El Embajador de Estados Unidos y Subsecretario de Estado para Asuntos del
Crimen Organizado, William Brownfield, está convencido que dado el éxito logrado en la lucha contra el narcotráfico en Colombia
y México, las bandas criminales se están trasladando a Centro América y el Caribe,
y asegura que la República Dominicana en algunos años será posiblemente el
centro de operaciones más importante para esos grupos en todo el continente
Americano.
Aunque el aparente éxito que se
está logrando en Colombia y México está altamente influenciado por los recursos
financieros, militares y tecnológicos que se reciben de Estados Unidos, esta
reflexión genera la inevitable inquietud de saber si nuestros dirigentes políticos
y quienes toman decisiones están conscientes de lo que se avecina. ¿Contamos
con la fortaleza de una estructura legal e institucional para enfrentarlo?, ¿O simplemente
estamos tomando las medidas necesarias para enfrentar el inminente y desbordante problema?
Si no tomamos las medidas pertinentes para detener el
incremento descontrolado del narcotráfico y la presencia de grupos del crimen
organizado, el país corre el riesgo de pasar por la misma experiencia de
Colombia y México, donde el desbordamiento de las instituciones de seguridad
del Estado ha puesto en jaque a la sociedad, a los gobiernos y al Estado en su conjunto. Esta situación se
agrava en el caso de la República Dominicana y sus consecuencias
inevitablemente podrían ser más dramáticas dada la debilidad institucional
histórica, que no es el caso de Colombia. Por otra parte, en contraste con el
caso mexicano, no disponemos de los recursos humanos y financieros suficientes
para librar una lucha de largo alcance.
Hay que destacar la importancia
de enfrentar el crimen organizado como un mal que se desarrolla en diferentes dimensiones
en la República Dominicana, y
actualmente se combaten de manera aislada e independiente. Por eso es
importante el diseño e implementación de
una nueva estrategia nacional de lucha contra el crimen organizado que integre
en su conjunto a los diferentes organismos e instituciones de seguridad.
Rafael Ferreras Sánchez |
Nacido
en Santo Domingo, egresado del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y
de la Academia Militar “Batalla de las Carreras”, ha desarrollado su formación
académica en varios países ; cabe
mencionar: República Dominicana, Chile, España y Estados Unidos de América. Con
una amplia trayectoria profesional que le ha permito armar un bagaje
intelectual y académico gracias a una red de contactos en círculos tanto de
Europa como en América.
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Seguridad Vial, sí, pero ¿Qué es la seguridad vial?
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