Por:Carolina Ramírez H.
En el
actual contexto de la seguridad multidimensional, asumido por el Sistema
Interamericano a partir del año 2003, la Junta Interamericana de Defensa, (JID)
está llamada a cumplir un nuevo rol, como punto de consenso internacional
civil-militar, sobre los asuntos estratégicos de seguridad y defensa en el
hemisferio, puesto que de lo contrario, correría el riesgo de desaparecer.
La Junta
Interamericana de Defensa (JID) fue creada, a instancias de los Estados Unidos,
en 1942, cuando las amenazas generadas por una guerra mundial en pleno apogeo exigían
la creación de un sistema de defensa americano, que prestara asesoría técnica,
consultiva y educativa sobre medidas conjuntas, adecuadas para enfrentar
cualquier posible agresión externa al hemisferio. [1]
La JID
sobrevivió además, el período de la Guerra Fría, con las amenazas del mundo
bipolar, llegando hasta nuestros días con un interesante legado histórico que
la acredita como la asociación internacional de fuerzas armadas más antigua del
mundo,[2]
pero con una necesidad irremediable de adaptarse a la complejidad de los nuevos
desafíos que le presentan las atribuciones establecidas en su Estatuto,
mediante el cual quedó incorporada como “entidad” de la Organización de los
Estados Americanos (OEA), en marzo de 2006.[3]
Desde su
creación hasta nuestros tiempos, la JID ha tenido que enfrentar serias
dificultades e incertidumbres que han limitado su ámbito de acción y la han
mantenido algo distanciada de la “subordinación
a los órganos políticos de la OEA”.[4]
Nuevo contexto de seguridad multidimensional exige
nuevos roles
Partiendo
del hecho de esta Junta fue concebida por una coyuntura muy particular de
conflicto bélico mundial y luego creció en una especie de orfandad jurídica,
puesto quedó desamparada del Sistema Interamericano, al firmarse el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en 1947,[5]
también se olvidaron de ella al crear la OEA en 1948, no fue tomada en cuenta
por la Conferencia de Ministros de Defensa de Las Américas, del 1995; [6]
y la JID tuvo que esperar 64 largos años antes de que la OEA decidiera
adoptarla e integrarla a su estructura organizacional.[7]
En sus casi
70 años de existencia, la JID ha padecido además, otras series de limitaciones,
tales como, dificultad de financiamiento, incertidumbre jurídica, ambigüedad de
funciones, competencia de organismos paralelos y subutilización de sus capacidades técnicas
especializadas; sin embargo, merecen especial atención los dos obstáculos
principales que la JID no ha podido superar: en primer lugar, su naturaleza exclusivamente militar,
que ha dificultado el desarrollo de relaciones armoniosas con los funcionarios
civiles de las delegaciones diplomáticas, quienes culturalmente han sido
formados con estereotipos antimilitaristas.[8]
El segundo
escollo, es referente a las posibilidades que tiene la Junta de cumplir satisfactoriamente su rol en el
actual contexto de la seguridad multidimensional, en el cual la JID es
percibida como una institución anticuada, distante, inflexible,
descontextualizada, difícil de controlar, que hasta ahora, no ha podido ser
útil ni a la OEA ni a sus países miembros y que si no se revitaliza “está lista
para ser desmantelada”.[9]
Opciones estratégicas posibles
Este artículo
tiene como propósito, abordar la
problemática que enfrenta el Sistema Interamericano referente a la actual
inoperatividad de la Junta Interamericana de Defensa, con el objetivo de determinar
cuáles serían las opciones estratégicas factibles y en qué medidas estas pudiesen
ser implementadas, a fin de encontrar las vías más idóneas para efectivizar el
esfuerzo y la inversión de los Estados y de la OEA misma, en los asuntos
estratégicos sobre defensa y seguridad en el hemisferio.
En diversos
foros han sido discutidos varios cursos de acción para abordar esta cuestión,
sin embargo, nos limitaremos a plantear las dos alternativas que tienen mayores
posibilidades de ser realizadas, atendiendo a los principios de factibilidad,
aceptabilidad y adecuación.
Tomando en
consideración que el Art. 52 de la Carta OEA, da facultad a los Estados para
considerar los programas de integración regional en áreas especializadas (como
es el caso de la defensa y la seguridad hemisférica), entre las alternativas probables
para definir la situación institucional de la JID ante el Sistema
Interamericano, podrían considerarse las siguientes:
1. Desintegrar la Junta Interamericana de Defensa
2. Reforma y adaptación de la JID para su desempeño en un nuevo contexto de
seguridad multidimensional
Opción 1: Desintegrar la Junta Interamericana de
Defensa
Desde hace
años el desempeño de la Junta Interamericana de Defensa, como organismo
panamericano de defensa y seguridad ha sido puesto en tela de juicio,
acusándola de ser una entidad anacrónica y sin ninguna utilidad para estos
tiempos, incluso, ha llegado a ser considerada de forma despectiva, como el destino
ideal para deshacerse temporalmente de militares díscolos o un premio dorado por
buenos servicios prestados. Argentina la ha definido como “una instancia supranacional que termina conformando una burocracia
militar, con sus propios intereses y canales comunicantes, de los que muchas
veces los gobiernos democráticos ni siquiera llegan a enterarse”.[10]
Hay
consenso en que el proceso de integración efectiva de la JID a la estructura de
la OEA, en el contexto del paradigma de Seguridad Multidimensional ha sido
lento y con muy poco entusiasmo.[11]
En varias ocasiones se han planteado acuerdos regionales para modernizarla y
darle una razón de ser; entre ellos, un ambicioso proyecto para concentrarla en
el manejo de desastres naturales, sin embargo, estas iniciativas no han logrado
despertar el interés suficiente y por el contrario, empiezan a aparecer instancias
subregionales dedicadas a la misma área de competencia de la JID, como es el
caso del Consejo de Defensa Suramericano de la UNASUR.[12]
La supervivencia
de la JID cada vez está más amenazada, fundamentalmente debido a que Latinoamérica
como región, no se caracteriza por el consenso; que el hemisferio tiene una
superpotencia nuclear y dos países que ya son miembros del más importante
organismo de cooperación militar internacional, la OTAN; sumado esto a que las
subregiones (Sudamérica, Centroamérica y el Caribe) son muy disímiles entre sí
y tienen requerimientos de seguridad muy diversos, incluso contrapuestos.
En tal
sentido, una opción razonable que el Sistema Interamericano deberá considerar,
quizás más temprano que tarde, será la
disolución de la Junta Interamericana de Defensa, mediante Resolución de la
Asamblea General, a recomendación del Consejo Permanente, con la
facultad de someter iniciativas de supresión de organismos que le confiere el
Art. 73 de la Carta de la OEA.
Ventajas
·
Eficientización del uso de los recursos económicos, materiales y humanos
Por un lado, es importante tomar en consideración
que tanto la OEA, como los Estados Unidos, han dispuesto
desde el 2011, reducción significativa de su financiamiento a la JID.[13]
Lo que significaría un recorte presupuestario de los dos entes que aportan
cerca del 78% de los recursos que recibe la JID.
Por otra parte, los Estados miembros podrían ahorrarse el pago de su
cuota de membresía, pero también evitarían los costos elevados de mantener una
delegación ante una JID, que hasta el momento ha resultado improductiva;
pudiendo disponer de ese personal para otras misiones. Y la OEA podría disponer
para otros fines infraestructura física de la Casa del Soldado.[14]
· Evitar duplicidad de funciones que ya han
sido otorgadas a la Comisión de Seguridad
Hemisférica, (CSH)
En la Declaración de Seguridad Hemisférica de la OEA, los Estados recomendaron que la CSH coordine
la cooperación relacionada con los diversos aspectos de la seguridad y defensa
en el Hemisferio, por lo tanto, no se requeriría de ninguna resolución de la
OEA para que el CSH, asuma las funciones actuales de la JID.
Desventajas
La
principal desventaja radica en que el Sistema Interamericano perdería el único
foro especializado de comunicación multilateral en asuntos estratégicos de
defensa y seguridad que actualmente tiene.
Opción 2: Reforma y adaptación de la JID para su eficiente
desempeño en un nuevo contexto de seguridad multidimensional
La junta
necesita ser sometida a una reforma profunda, en función de los nuevos retos
que plantea el siglo XXI, mediante un intenso proceso de modernización de sus
funciones, que permita la ampliación y aprovechamiento del talento que por
naturaleza poseen los militares en asuntos estratégicos.
Un buen paso para iniciar el proceso de
transformación que necesita la JID, implicará que civiles entrenados en los
altos temas de defensa y seguridad asuman su liderazgo. Esto a la luz del Art. 4 de la Carta Democrática Interamericana que consagra como “elemento fundamental ejercicio de la
democracia: (…) La subordinación constitucional de todas las instituciones del
Estado a la autoridad civil legalmente constituida”[15] en donde el Jefe del Estado democrático dicta su política, y las fuerzas armadas coordinan y asesoran
sobre los medios para lograrla.[16]
La Asamblea General, mediante resolución, puede
solicitar a los Estados, que quien le represente en la JID tenga la condición
de Agregado de Defensa de su delegación ante la OEA, subordinado al Embajador
Jefe de la Misión. Con el fin de promover la coordinación que debe existir
entre las representaciones de Ministerios de Defensa (o su equivalente) y de
Relaciones Exteriores en estos asuntos.
Ventajas
· La JID no perdería su
naturaleza de órgano consultor, lo que además facilitaría un ejercicio más
eficiente de la administración política de los asuntos estratégicos en temas de
defensa y seguridad hemisférica
Las delegaciones ante la JID subordinadas al Ministerio
de Relaciones Exteriores, en lugar de a las fuerzas armadas, fortalecería el
apoyo de la OEA a la democracia y ayudaría a implementar la “Declaración sobre
Seguridad en las Américas” con una visión Interagencial y multidimensional de
la seguridad. Se evitaría además, la duplicación de funciones y procesos,
estableciendo una sola vía de comunicación y una línea de mando definida. Eficientizando
además, el gasto del Estado por concepto de representación ante este organismo
multilateral.
Desventajas
De optar
por esta opción habría que reformar el reglamento de la JID, el cual establece
que los Estados Miembros solo pueden acreditar Delegados que pertenezcan a las
Fuerzas Armadas, con rango de General o Coronel.
Otra dificultad
a enfrentar sería el antagonismo que legendariamente ha existido entre
diplomáticos y militares en el hemisferio, debido a las fricciones que generan
el control y conducción política sobre las fuerzas armadas. Sumado esto al
hecho de que la mayoría de los Ministerios de Defensa de la región, aún
tienen serias falencias de personal civil con las competencias requeridas para
involucrarse en la conducción política de los asuntos de defensa y seguridad
nacional.
Opción Recomendada: Reforma y adaptación de la JID
Esta opción
es factible, puesto que la reforma podría perfectamente materializarse sin necesidad de modificar
los estatutos de marzo de 2006, por lo tanto
la JID quedaría incorporada al Secretariado General de la OEA, como
parte dependiente del Secretariado de Seguridad Multidimensional.
Esta opción
es aceptable, porque aún en nuestros tiempos es sumamente importante que exista
un punto de consenso internacional entre funcionarios civiles y militares, que
sirva para amortiguar las tensiones regionales y que permita además, el
fortalecimiento de la cooperación y la interoperabilidad en materia de
seguridad en el hemisferio.[17] Papel que, en mi opinión, perfectamente podría desempeñar la JID, si
estuviese utilizando todo el potencial que tiene.
Esta opción
es idónea, debido a que la JID todavía tiene oportunidad de jugar un importante
rol en el contexto interamericano, y la OEA no debería permitirse el lujo de
dejar que desaparezca este interesante foro especializado de comunicación
multilateral. Puesto que, con la nueva autoridad que ha adquirido esta
legendaria institución, al convertirse en Entidad de la OEA, la JID, podría
actuar como órgano central de asesoramiento militar y de seguridad, conforme a
lo previsto en su Estatuto, empleándose en: La codificación de lecciones
aprendidas en materia de desastres naturales, en labores de capacitación sobre
seguridad y defensa; brindando asesoramiento técnico referido a la remoción de
minas terrestres y como ente responsable del programa académico de nivel
superior del Colegio Interamericano de Defensa.[18]
Este
urgente proceso de revitalización y reestructuración deberá servir para
restaurar la confianza de los Estados miembros de la JID y de los órganos
políticos del Sistema Interamericano, pero por otro lado, también requerirá del
absoluto apoyo interministerial de los cada uno de los Estados y de los órganos políticos de la OEA, en
donde tanto los civiles como las instituciones militares deberán fomentar un
espacio entendimiento y estrecha colaboración, persuadidos de que el proceso de
cambio y democratización implica que los asuntos de defensa y seguridad del
hemisferio han pasado a formar parte de la agenda del sector civil y que ya no
están circunscritos al dominio exclusivo de las fuerzas armadas.
[1] Racine Bezerra.
“La Junta Interamericana de Defensa y loa desafíos contemporáneos”. Air and
Space Journal (2011): 85.
[2] John
A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” revista Strategic Forum,
agosto de 2010: 1
[3] “Estatuto de la Junta
Interamericana de Defensa” Aprobado el 15 de marzo de 2006, AG/RES.1 (XXXII-E/06)
[4] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 2.
[5] Tratado Interamericano de
Asistencia Reciproca (TIAR), Adoptado
en Rio de Janeiro, Brasil, el 9 de febrero de
1947, http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-29.html
(accesado el 1 de febrero de 2012)
[6] Desde su creación en 1995, en Williamsburg, el objetivo de la
Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas ha sido el de proporcionar
un foro donde se puedan discutir temas tales como las medidas de
fortalecimiento de la confianza, seguridad, operaciones de paz, relaciones
cívico-militares y amenazas emergentes. http://www.cdmamericas.org/PublicPages/Home-Spanish.aspx
(Accesado el 3/2/2011)
[7] La Junta Interamericana de Defensa (“JID”) es una entidad de la
Organización de los Estados Americanos (OEA) establecida según lo previsto en
el último párrafo del artículo 53 de la Carta de la OEA. Art. 1 del Estatuto de
la JID
[8] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 2.
[9] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 3.
[10] Carlos Maldonado “Argentina
auspicia la reforma de la Junta Interamericana de Defensa”. Publicado el jueves,
09 de diciembre de 2010. http://razonyfuerza.mforos.com/560583/10047760-junta-interamericana-de-defensa/
[11] José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, discurso con motivo
del 68 aniversario de la Junta Interamericana de Defensa, 25 de marzo de 2010,
Washington, DC http://www.oas.org/es/acerca/discurso_secretario_general.asp?sCodigo=11-0089
(Accesado el 3/2/2011)
[12] La Unión de Naciones
Suramericanas (conocida por su acrónimo Unasur) http://unasursg.org/
[13] Secretario General presenta Proyecto de Programa-Presupuesto de la OEA
para el 2011 http://www.staff.oas.org/documents/News%202010-2011/SN4_1011.htm
[14] La Casa del Soldado es el nombre del edifico que aloja la
Sede de la JID en Washington, DC
[15] Carta Democrática Interamericana, adoptada por la OEA en Lima, Perú, el 11 de septiembre de 2001, http://www.oas.org/charter/docs_es/resolucion1_es.htm
(Accesado el 3/2/2011)
[16] Thomas C. Bruneau y Florina Cristiana Hacia una Nueva Conceptualización
de la Democratización y las Relaciones Civiles Militares, http://www.resdal.org/producciones-miembros/art-bruneau-matei-2010.pdf
(Accesado el 3/2/2011)
[17] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 1.
[18] Racine Bezerra. “La Junta Interamericana de Defensa y loa desafíos
contemporáneos”. Air and Space Journal
(2011): 85.