miércoles, 16 de octubre de 2013

REFLEXIONES SOBRE LA SEGURIDAD Y LA DEFENSA NACIONAL PARA LA REPÚBLICA DOMINICANA

La Constitución dominicana establece que “Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas”[i]


En tal contexto, la Seguridad Nacional puede ser definida como aquella situación en la cual el Estado tiene garantizada su existencia, la integridad de su patrimonio, sus intereses nacionales, así como su soberanía e
independencia; entendida ésta como la facultad de actuar con plena autonomía en el campo interno y libre de toda subordinación en el campo externo.

Mientras que la Defensa Nacional, solo comprende el conjunto de previsiones y acciones que adopta el gobierno permanentemente para permitir la supervivencia y permanencia del Estado, incluyendo su integridad, unidad y facultad de actuar con autonomía en lo interno y libre de toda subordinación en lo externo, posibilitando que el proceso de desarrollo se realice en las mejores condiciones; es decir, que permitan al Estado alcanzar y mantener los Objetivos Nacionales, pese a los antagonismos o presiones, tanto en el campo externo como en el interno.[ii]

La Seguridad, en sentido llano, es el sentimiento de protección frente a carencias y peligros externos que afecten negativamente la calidad de vida. Sin embargo, para el Estado adquiere una dimensión muy compleja, porque se sostiene con el ejercicio de diversa políticas de seguridad pública (Ciudadana, Jurídica, Sanitaria, Educativa, Laboral, Alimenticia, etc.) que afectan las condiciones de la vida social, económica y cultural de las personas.

Hay tantos tipos de seguridad, como actividades pueda realizar el ser humano. Particularmente, cabe destacar la Seguridad Pública, (también llamada -seguridad interior) la cual es totalmente perceptiva, como la seguridad internacional. A diferencia de esta última, en la seguridad pública es el ciudadano quien percibe la amenaza; y su protección se realiza dentro del régimen de monopolio de la violencia. Internamente, el Estado detenta ese monopolio legítimo, constituido por las fuerzas de seguridad pública y de justicia.

En el caso de la Seguridad Ciudadana, se refiere exclusivamente a la garantía de la integridad personal, objetiva y subjetiva de todos y cada uno de los ciudadanos, asegurándole estar libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional de sus pertenencias.[iii]

Es una situación institucional y social en la cual las personas pueden gozar plenamente y ejercer integralmente sus libertades y derechos. Pero esta solo puede darse a partir de la plena vigencia del Estado Democrático de Derecho, para garantizar el desarrollo integral de las personas, mediante la preservación de su integridad física y la de sus bienes y propiedades.

Multidimensionalidad de la seguridad
Mucho antes del período que se conoce como la guerra fría, para la mayoría de los países latinoamericanos, la principal amenaza a la seguridad nacional, tradicionalmente estaba enmarcada en el contexto de las controversias territoriales y agresiones militares externas entre dos o más Estados. En algunos casos, también se incluyó a la subversión armada de carácter comunista, maoísta,  leninista e incluso, con ideas separatistas, dentro del territorio, como una amenaza a la seguridad nacional”. [iv]

Sin embargo, ese “enemigo” al que en el pasado se  enfrentaban las fuerzas de defensa y de seguridad ha ido mutando; y de ser una amenaza tradicional, de la que se suponía  de  dónde venía y hacia donde iba, ha pasado a convertirse en un enemigo poderoso, silente, poco visible y plural, transformándose en una grave preocupación para los Estados.

En tal sentido, los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos, OEA, han reconocido, a partir del 2003, que a estas amenazas tradicionales se han agregado nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos de naturaleza diversa, entre los que destacan: El terrorismo, la delincuencia organizada transnacional, el problema de las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito de armas, la trata de personas, los delitos de alta tecnología y las conexiones entre ellos.[v]

También han sido considerados como componentes de estas nuevas amenazas: La pobreza extrema, los bajos niveles educativos y la exclusión social de amplios sectores de la población, que también afectan la estabilidad y la democracia; el deterioro del medio ambiente, los desastres naturales y los de origen humano; el VIH/SIDA y otras enfermedades.


[i] Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero, Gaceta Oficial No. 10561.
[ii] http://cdn.usalnet.org/tesis/files/rivera.pdf
[iii]Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). VI Cumbre de Las Américas, págs. 2-3, 2011.
[iv]Acosta, Andrés. Diálogo. “El asunto de las nuevas amenazas” 2011.
[v]Organización de los Estados Americanos, OEA  Declaración Sobre Seguridad en las Américas, (Aprobada en la tercera sesión plenaria, celebrada en México,  el 28 de octubre de 2003, Consultada en http://www.oas.org/es/ssm/CE00339S03.pdf