Desde el enfoque sociológico de Max Weber
(1984),
el “poder” es entendido como aquella oportunidad o posibilidad
que existe en una relación social, en donde un individuo
deliberadamente influye en el comportamiento de otros, en una
dirección prevista, para lograr cumplir su propia voluntad.i
Mientras que, el concepto “poder nacional” implica el conjunto
integrado por todos aquellos componentes que permiten a un país
determinado, la utilización de sus capacidades nacionales para
planificar y ejecutar políticas públicas domésticas y externas, en
función de intereses nacionales preestablecidos, de forma tal que
sean alcanzados los objetivos nacionales.
Es importante tener en cuenta que el
concepto poder nacional no está referido a los niveles de
constitucionalidad y legalidad operativa en el contexto doméstico de
un país, puesto que eso concierne a los poderes públicos, es decir,
a aquellos órganos e instituciones del Estado a quienes corresponde,
en su dimensión coactiva, el monopolio legítimo de la violencia.
El poder nacional implica una combinación de todas las capacidades
estatales, ya sea en términos políticos, económico-financieros,
tecnológico-industriales, comerciales y militares, así como, los
mecanismos mediante los cuales esta combinación es expresada, en el
entorno interno y externo del país.
Una adecuada valoración del poder nacional
de un determinado país implica que éste sea referenciado ante el
trasfondo de otros poderes nacionales, por lo que resulta mucho más
factible estudiar el poder nacional en la esfera de las relaciones
internacionales. Para tales fines es de gran utilidad el marco
conceptual de las teorías planteada por Frederick Howard Hartmann
(2002),
sobre los Elementos del Poder Nacional, en la 6ta. Edición de su
libro “Introducción a las Relaciones Internacionales”, en donde
intenta analizar la esencia de los problemas transnacionales desde la
óptica realista, partiendo de la idea de que habitamos en un mundo
cada vez más pequeño, donde el impacto de cada parte sobre las
demás es mucho más grave que nunca.ii
Desde este panorama, Hartmann comienza a
teorizar sobre las situaciones nacionales y transnacionales,
sosteniendo que en la solución a todo problema que se presente en
una nación, el Estado es el principal actor, debiendo éste tener la
capacidad de trabajar en función de sus mejores intereses;
planteando que las naciones deben defender, además del control de su
territorio, los valores que le diferencian de las demás, con
relación al mundo exterior; argumentando que las opciones políticas
que toma el gobierno representan una salida conforme a los factores
internos de ese Estado y los derivados del medio externo.
El elemento fundamental de la política
exterior de cada país, debe ser el interés
nacional, conformado por
aquellas cosas que los Estados tratarían de proteger a toda costa o
conseguir frente a otros, el cual es producto de una interacción
compleja que Howard se atreve a dividir en intereses vitales y
secundarios, definiendo como vitales aquellos por los cuales el
Estado está dispuesto a luchar, y secundarios lo que simplemente
querría lograr, pero que al formular sus políticas tratar de
adaptarlas para que sean compatibles con las de otras naciones.
Hartmann se imagina a un funcionario que
toma decisiones entre fuerzas internas y externas, centrando su foco
de análisis en los procesos mediante los cuales los Estados deben
amoldar sus decisiones al interés nacional, sin perder de vista el
impacto que causa sobre sí lo que sucede en otros Estados.
Desde enfoque realistas, para preservar o
satisfacer sus intereses vitales y lograr así su seguridad nacional,
los Estados deben utilizar los modelos de poder que le permitan
garantizar una adecuada defensa de sus intereses nacionales. Y es
justo el escenario en que juega un papel estelar el Poder Nacional,
como resultado de la suma de todas las fortalezas que posee una
nación, para el establecimiento de su estrategia de desarrollo y la
consecución de sus objetivos nacionales.
En este contexto, para Hartmann, el término
“Poder”, significa cuán débil o fuerte es un Estado, la fuerza
o capacidad que este puede utilizar para satisfacer sus intereses
nacionales e influir en otros. Debido a que las relaciones entre
Estados soberanos son siempre en su raíz una política de poder, que
variará de acuerdo a lo que esté en juego; cómo se perciba la
cuestión y con quién se trate; construyendo una conjunción de la
que surgen siete conceptos a los cuales él llama los “Elementos
del Poder Nacional”.
Para Hartmann los “Elementos del Poder
Nacional” son: Demográfico:
cuantos habitantes hay, cuál es
su estructura y su tendencia; así como el componente Geográfico:
dónde vive la gente y bajo qué
clima, cómo influye su ubicación geográfica y qué tamaño tiene
su territorio. Aquí es fuerte la geopolítica, la ubicación es
importante en términos estratégicos porque existe una interacción
entre la población y el medio geográfico.
Un elemento sumamente importante es el
Económico,
puesto que
determina Cuáles son los recursos
del pueblo, materias primas, Producto Interno Bruto (PIB), escasez o
abundancia de materiales críticos. La autosuficiencia económica es
una cualidad importante. De ahí la incidencia de la economía en el
elemento Científico-Tecnológico
puesto que, los
descubrimientos y las nuevas tecnologías son importantísimos
conocimientos que generan poder y dependencia de otras naciones.
Además, pueden volcarse a actividades relacionas con la defensa
nacional.
Todo aquello qué le ha sucedido a lo largo
de la historia a la nación, cómo tiende a pensar, cuáles son sus
actitudes típicas, cómo está estructurada la sociedad, son
componentes del elemento Histórico-Psicológico-Sociológico.
El elemento Organizativo-Administrativo,
se refiere a la forma de gobierno, la actitud que asume el pueblo
ante este, así como el grado de fortaleza, eficacia y eficiencia de
las instituciones de la administración pública, mientras que el
Militar:
tiene que ver con qué tan efectivo y eficiente ha sido el desarrollo
de sus fuerzas armadas.
Como bien plantea Richard Vásquez Jiménez
(2010)
la expresión militar del poder nacional implica además la función
de brindar apoyo para la estabilidad y seguridad de los demás
elementos del poder antes mencionados; misión que cumple, utilizando
el recurso humano que componen las fuerzas armadas de la nación, así
como los equipos y tecnología de la que disponen.iii
A modo de conclusión, podemos decir que el
poder nacional de un país sólo puede ser analizado y medido
observando su efectividad en la interacción internacional con otros
poderes nacionales. Siendo así, todo accionar del poder, que
proviene de un país con capacidad de accionar más allá de sus
fronteras, para garantizar los intereses nacionales siempre deberá
reconocerse como parte de su poder nacional.
i
WEBER, Max. (1984); Economía y Sociedad. Cap. III y IX. – Fondo
de Cultura Económica. México.
ii
HARTMANN, Frederick H. (2002); Las Relaciones Internacionales;
Instituto de Publicaciones Navales; Buenos Aires, Argentina.
iii
VASQUEZ, Richard; (2010); SEGURIDAD NACIONAL Y DESARROLLO ECONÓMICO:
Matriz para el Crecimiento Integral de las Naciones (Caso República
Dominicana)