miércoles, 16 de octubre de 2013

REFLEXIONES SOBRE LA SEGURIDAD Y LA DEFENSA NACIONAL PARA LA REPÚBLICA DOMINICANA

La Constitución dominicana establece que “Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas”[i]


En tal contexto, la Seguridad Nacional puede ser definida como aquella situación en la cual el Estado tiene garantizada su existencia, la integridad de su patrimonio, sus intereses nacionales, así como su soberanía e
independencia; entendida ésta como la facultad de actuar con plena autonomía en el campo interno y libre de toda subordinación en el campo externo.

Mientras que la Defensa Nacional, solo comprende el conjunto de previsiones y acciones que adopta el gobierno permanentemente para permitir la supervivencia y permanencia del Estado, incluyendo su integridad, unidad y facultad de actuar con autonomía en lo interno y libre de toda subordinación en lo externo, posibilitando que el proceso de desarrollo se realice en las mejores condiciones; es decir, que permitan al Estado alcanzar y mantener los Objetivos Nacionales, pese a los antagonismos o presiones, tanto en el campo externo como en el interno.[ii]

La Seguridad, en sentido llano, es el sentimiento de protección frente a carencias y peligros externos que afecten negativamente la calidad de vida. Sin embargo, para el Estado adquiere una dimensión muy compleja, porque se sostiene con el ejercicio de diversa políticas de seguridad pública (Ciudadana, Jurídica, Sanitaria, Educativa, Laboral, Alimenticia, etc.) que afectan las condiciones de la vida social, económica y cultural de las personas.

Hay tantos tipos de seguridad, como actividades pueda realizar el ser humano. Particularmente, cabe destacar la Seguridad Pública, (también llamada -seguridad interior) la cual es totalmente perceptiva, como la seguridad internacional. A diferencia de esta última, en la seguridad pública es el ciudadano quien percibe la amenaza; y su protección se realiza dentro del régimen de monopolio de la violencia. Internamente, el Estado detenta ese monopolio legítimo, constituido por las fuerzas de seguridad pública y de justicia.

En el caso de la Seguridad Ciudadana, se refiere exclusivamente a la garantía de la integridad personal, objetiva y subjetiva de todos y cada uno de los ciudadanos, asegurándole estar libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional de sus pertenencias.[iii]

Es una situación institucional y social en la cual las personas pueden gozar plenamente y ejercer integralmente sus libertades y derechos. Pero esta solo puede darse a partir de la plena vigencia del Estado Democrático de Derecho, para garantizar el desarrollo integral de las personas, mediante la preservación de su integridad física y la de sus bienes y propiedades.

Multidimensionalidad de la seguridad
Mucho antes del período que se conoce como la guerra fría, para la mayoría de los países latinoamericanos, la principal amenaza a la seguridad nacional, tradicionalmente estaba enmarcada en el contexto de las controversias territoriales y agresiones militares externas entre dos o más Estados. En algunos casos, también se incluyó a la subversión armada de carácter comunista, maoísta,  leninista e incluso, con ideas separatistas, dentro del territorio, como una amenaza a la seguridad nacional”. [iv]

Sin embargo, ese “enemigo” al que en el pasado se  enfrentaban las fuerzas de defensa y de seguridad ha ido mutando; y de ser una amenaza tradicional, de la que se suponía  de  dónde venía y hacia donde iba, ha pasado a convertirse en un enemigo poderoso, silente, poco visible y plural, transformándose en una grave preocupación para los Estados.

En tal sentido, los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos, OEA, han reconocido, a partir del 2003, que a estas amenazas tradicionales se han agregado nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos de naturaleza diversa, entre los que destacan: El terrorismo, la delincuencia organizada transnacional, el problema de las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito de armas, la trata de personas, los delitos de alta tecnología y las conexiones entre ellos.[v]

También han sido considerados como componentes de estas nuevas amenazas: La pobreza extrema, los bajos niveles educativos y la exclusión social de amplios sectores de la población, que también afectan la estabilidad y la democracia; el deterioro del medio ambiente, los desastres naturales y los de origen humano; el VIH/SIDA y otras enfermedades.


[i] Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero, Gaceta Oficial No. 10561.
[ii] http://cdn.usalnet.org/tesis/files/rivera.pdf
[iii]Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). VI Cumbre de Las Américas, págs. 2-3, 2011.
[iv]Acosta, Andrés. Diálogo. “El asunto de las nuevas amenazas” 2011.
[v]Organización de los Estados Americanos, OEA  Declaración Sobre Seguridad en las Américas, (Aprobada en la tercera sesión plenaria, celebrada en México,  el 28 de octubre de 2003, Consultada en http://www.oas.org/es/ssm/CE00339S03.pdf

sábado, 7 de septiembre de 2013

Poder Ejecutivo pone en retiro a 38 generales y 259 coroneles

SANTO DOMINGO.- El Poder Ejecutivo emitió hoy ocho decretos en los que pone en retiro a 38 generales y 259 coroneles de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, entre los que figuran los exjefes de la Marina de Guerra, vicealmirante Nicolás Cabrera Arias, y de la Policía Nacional, Rafael Guillermo Guzmán Fermín.
Las medidas están contenidas en los decretos que van desde el 250-13 al 257-13.
Descargar decretos:
Mediante el decreto 250-13, en su artículo 1, quedan puestos en condición de retiro por antigüedad en el servicio, con disfrute de pensión, los mayores generales Andrés R. Apolinar Disla E.N.; Luis Aníbal Rivera Jiménez, E.N.; José Ricardo Estrella Fernández, E.N.; Carlos Alberto Rivera Portes, E.N.; Antonio Valentín Vásquez López, E.N. y Cesar Nicolás Castaing Jiménez, E.N.

En total, fueron 11 los mayores generales y vicealmirantes retirados, seis corresponden al Ejército Nacional, 1 a la Marina de Guerra, 2 a la Fuerza Aérea Dominicana y dos a la Policía Nacional.

Del total de los 27 generales de brigada y contralmirantes retirados, 10 corresponden al Ejercito Nacional, 2 a la Marina de Guerra, 9 a la Fuerza Aérea Dominicana y 6 a la Policía Nacional, en tanto que del total de 259 coroneles y capitanes de navío retirados, 110 corresponden al Ejército Nacional, 18 a la Marina de Guerra, 68 a la Fuerza Aérea Dominicana y 63 a la Policía Nacional.

El artículo 2 del decreto 250-13 asciende al rango de mayor general y puestos en condición de retiro con disfrute de pensión por antigüedad en el servicio los generales de brigadas, también del Ejército Nacional, Purito Suárez de Jesús, Rafael Antonio Liranzo Medina, Cirilo R. Escarramán Minaya, abogado José Ignacio Sandoval Cabrera, Rafael Leónidas Pérez y Pérez, la médico Juana Peña Rivera y el dentista Félix Hipólito Feliciano Castillo.

Otros generales puestos en retiro del Ejército Nacional son Rafael Florentino Pérez, César Leonidas Báez Medina y Fidelio García Santos, todos por antiguedad en el servicio y con disfrute de pensión.

De la Marina de Guerra, el decreto número 252-13 pone en condición de retiro al vicealmirante Nicolás Cabrera Arias, con disfrute de pensión, en tanto que el artículo 2 de la misma disposición presidencial asciende al rango de vicealmirantes y puestos en retiro con disfrute de pensión por antiguedad en el servicio a los generales contralmirante Antonio Suárez Núñez y Maromo Fernández y Fernández.

En el artículo 1 del decreto número 251-13, el presidente Danilo Medina ascendió a generales de brigadas y puso en condición de retiro a los coroneles del Ejército Nacional Carlixto Fortunato Jáquez Ferreiras, Jorge Luis E. Duluc Pumarol, José Miguel Cavallo González, Robert José A. Abreu Peña, Omar Caonex Monción Genao, Julio Anibal Polanco y Polanco, Miguel A. Domíguez Valenzuela, Filmarion D. Batista Feliz, Antonio Ruby Taveras Pérez, Nixon Manuel Furniel Ramos, Héctor Hilario A. Scroggins Wagner, Manuel Emilio Veras Fabián, Sergio Antonio María Otañez, José Miguel Minaya Rodríguez, Cristian Bienvenido Valdez Soto, Alejandro Plata Matos y Víctor M. Rocha González.

También, los coroneles Rafael E. De los Santos Rodríguez, Luis Emilio Berroa Rosario, José Narciso Francisco Fernández, Diógenes de Jesús Reyez Vizcaíno, Nelsy Altagracia Santana Andújar, Ramón Antonio Bautista Calderón, Patriotino S. José Zapata Ceballos, Víctor Manuel Emilio Guzmán Liranzo, Leandro Antonio Joaquín Cruz, Homero Lebrón Jiménez, Juan Bautista Martínez Galán, Fernando Mercedes García, José de los Santos Valenzuela Pérez, Rolando Guzmán Eugenio, Ventura de la Cruz Marte, Miguel Angel Vásquez, Andrés María Jiménez, Dercido Castillo, Agustín María Valdez Pérez, Gabino Alvaro Disla López, José Ambrosio Almonte Uceta, Paulino Peralta Medina, Ramón Espinosa Maldonado, León Gervacio Rodríguez, coronel mecánico Rafael Antonio Gil Ureña y coronel contable Héctor Emilio Suárez Torres.

Igualmente, los coroneles T.P.D Osvaldo Alcántara Rivera, T.P.D. Rafael Antonio Francisco Sánchez, el coronel músico Julio César Alt.Cabrera Rodríguez, los coroneles médicos Antonio G.R. Cumberbatch Jiménez, Miguel Ángel Martínez Díaz, Tirso A. Valdez Lorie, Octavio José Santana Belliard, José David Mateo García, Maritza V. Torres de los Santos, Nelson de Jesús Vásquez Olivero, Francisco colón Pimentel Baralt, César A. Roque Beato, Oscar de Jesús Nin Cavallo, Wald Elías Hiart, Juan Alberto López Cesse, Silvia Josefina Castellanos Cortor, Ramón Alberto Díaz Núñez, Rosa Margarita Polanco Esmuldoc y Alejandro Mercedes Ramírez.

También fueron ascendidos a generales de brigada y colocados por igual en situación de retiro los coroneles médicos del Ejército Nacional Fausto Francisco Checo Alonzo, Miguel Ángel María Guerrero Mejía, Radhamés Martínez Ledesma, Zoila Ramona de Peña de León, Domingo A. Román de León, Roselio Aquino Martínez, Tomás A. Hosking Ferrand, Héctor S. Medina Rodríguez, los dentistas Daniel Hernández Reyes, José Antonio Soler González, Carmen Isabel Camilo Then, abogado Esteban Castillo Vásquez, ingenieros civiles Arturo Aníbal Rincón Veras, Rafael Simón Pérez Cuevas, Irving H. Pérez Peña, los contadores Arcángel Mueses Adón, Anastacio Almonte González y Cecilio García Hiraldo.

En el artículo 2 del mismo decreto 251-13 fueron puestos en condición de retiro con disfrute de la pensión correspondiente los coroneles Raimundo Cabrera Mercado, Reynaldo Antonio Hernández Gutiérrez, Dionis José Baquero Polanco, Jorge Leonardo Peralta Espinal, Ramón Geraldo Rosario Peña, Marcos Montero y Montero, Rafael Tenores González Cordero, Andrés Gálvez de la Cruz, José Mercedes Ramírez De los Santos, Baltazar Mateo Zayas, Rafael Antonio Pérez Sánchez, José Altagracia García Ramón, Alfredo González y Cordero, Jacinto rodríguez Rodríguez, Manuel Fernando Alcántara Feliz, José Miguel Rodríguez Espinal, coronel mecánico Hipólito Benigno Vargas Olivo, coronel T.P.D Tirso Miguel Jiménez Novas, coronel T.P.D. Marianela Montero y Montero, coroneles médicos Danyd Moquete Méndez, Aldrian A. Almonte Delgado, Felipe Antonio Herasme y Herasme, coronel dentista Luisa Josefina Oliva Roa y coroneles abogados Vertilio Sánchez Ramírez, Jorge Mariano Rodríguez, Martínez, Francisco Camilo López, Rafael V. Bautista y Bautista, Juan Antonio Cabrera Abreu y coroneles contadores Rolando Alcántara Rivera y Ricardo Marizan Ortiz.

Marina de Guerra

Los retirados en la Marina de Guerra por el presidente Danilo Medina mediante el decreto número 252-13 son el vicealmirante Nicolás Cabrera Arias y los contralmirantes Miguel Antonio Suárez Núñez y Maromo Fernández y Fernández, quienes previamente fueron ascendidos al rango de vicealmirantes con disfrute de sus pensiones correspondientes.

En otro decreto, el 253-13, el Poder Ejecutivo ascendió al rango de contralmirante y colocó en condición de retiro con disfrute de pensión por antigüedad en el servicio a los capitanes de Navío Gustavo Felipe Ruiz Estrella, Víctor Manuel Nina Figuereo, Héctor Rafael Toribio, Roberto Antonio Pichardo Rodríguez, Eusebio R. Pérez López, Manuel Oscar Pagan Curiel, Ramón Antonio De los Santos Jiménez, Nahúm Espaminondas Toribio Díaz y Guillermo Manuel 
En el artículo dos del mismo decreto fueron colocados en condición de retiro con disfrute de la pensión correspondiente por antigüedad en el servicio los oficiales superiores Capitanes de Navío Francisco Acevedo Santos y Néstor Julio Bobea Rosario.

Fuerza Aérea

En el decreto número 254-13, el presidente Medina puso en retiro con disfrute de pensión por antigüedad en el servicio a los mayores generales pilotos Carlos Rafael Altuna Tezanos e Israel Aníbal Díaz Peña y ascendió al rango de mayor general y también colocó en situación de retiro con disfrute de pensión al general de brigada piloto Julio César Sánchez Suero, generales de brigada paracaidistas Carlos Manuel García Henríquez, Jesús Antonio Díaz Ramírez, Germán Antonio García de Jesús y general médico Ramón Esteban Vásquez Susana.

En el artículo 3 se pone en retiro a los generales de brigada pilotos Johnny de Jesús Restituyo Larrache, José Manuel Restituyo Larrache, general de brigada paracaidista Juan Francisco Tejada Genao y general de brigada dentista Manuel de Jesús Ramírez Ferreira.

En otro decreto, el número 255-13, el presidente de la República ascendió al rango de General de Brigada y colocó en condición de retiro en la Fuerza Aérea Dominicana al coronel piloto Carlos Augusto Camejo Rodríguez, coroneles paracaidistas Joaquín Rafael Marte Díaz y Alberto Rosado, a los coroneles Otto Antonio Martínez Cruz, Ysidro de Jesús, coroneles técnicos en Administración Juan de Jesús Fernández Paulino, Vinicio Filion Peña, Rafael Julián Díaz Alejo, Geraldo Antonio Rodríguez García, Luis Armando Peña Segura, Carlos Manuel Marmolejos Medina, Cosme Enriquillo Medina Cuevas, Fermín Lorenzo, Juan José Alcántara Santana, coronel técnico en Procesamiento de Datos Evaristo Antonio Reyes Bibieca, coronel técnico Belarminio Hilario Martínez, los coroneles dentistas Samuel Teófilo Bienvenido Mañon Rossis, Ángel Samuel Rodríguez Melo, Ernestina Peguero Javier.

Igualmente a los coroneles médicos Wenceslao Ramírez Ferreira, Juan Rafael Ramos Betances, Radhamés Antonio Sánchez Reyes, Rafael Bienvenido Brens Bobadilla, Pedro Fidel Galán Zarzuela, Diomedes A. Maldonado Bernaber, Mario de Jesús Matos Carrasco, Víctor Rafael Cedano Santana, Jaime Tomás Batista Almánzar, los coroneles abogados Ramón Castillo García, Juan Veloz Jiménez, el coronel contador Francisco F. Matos y Matos, ingenieros Esteban Rey H. Maríñez Lugo, Nelcido Ruiz Lara y coronel arquitecto Héctor Tomás Restituyo Larrache.

También en la Fuerza Aérea Dominicana fueron retirados con disfrute de pensión por antigüedad en el servicio los coroneles paracaidista Héctor Raúl de los Santos Merán, coroneles técnicos en Aviación José de Jesús Burgos Ortega, Ricardo Rafael Lizardo García, Rafael Antonio Hernández Cordero, Mónico Antonio Pérez Pichardo, Juan Alfonso de Jesús Peña, Juan E. Florentino Morillo, Pastor Sena Arias, Alejandro Pacheco Rosario, los Técnicos en Administración coroneles Octavio Ortiz Hernández, Domingo Lorenzo Adames, Osvaldo Feliz Saviñon, San Gregorio Zabala Lorenzo, Aristóteles Luciano Mateo, Ramón Emilio Pacheco Puello, Esteban Inoa Peña, Ramón Antonio Marte, Carlos Antonio Gómez Moreta. José Rafael Bueno Gómez, Jesús Eugenio Sánchez del Rosario, los coroneles mecánicos Radhamés de Jesús Gómez Espinosa, Nelson Antonio Beras.

Por igual fueron colocados en situación de retiro los coroneles médicos de la Fuerza Aérea Dominicana Juan A. Ramírez Cubilete, Tonis Hazin del Rosario, Alberto Soriano Mojica, Aurelina Castro Jerez, los coroneles abogados Miguel A. Ortiz Hernández, Rafael Eduardo Cruz Tiburcio; los coroneles abogados Miguel A. Ortiz Hernández, Rafael Eduardo Cruz Tiburcio, los contadores Ruddy González Sena, Vicente Pérez Méndez, Ernesto de la Rosa, Carlos Alberto Tejada Rogiez, la bionalista Dulce Milagros Gómez de Burgos y el coronel arquitecto Leopoldo Elermo Mora Alcántara.

Policía Nacional

En la Policía Nacional los retiros tocaron a los mayores generales Rafael Guillermo Guzmán Fermín y Henry A. Peralta Jiménez por antigüedad en el servicio y con disfrute de la pensión correspondiente.

La medida está contenida en el decreto número 256-13, que en su artículo dos asciende al rango de mayor general y pone en condición de retiro con disfrute de la pensión correspondiente por antigüedad en el servicio a los generales de brigada Bernardo Santiago Santiago, Eddy Adonis Reyes Gómez, Alberto Bienvenido Olivo, Francisco Antonio Montes de Oca y retira igualmente a los generales de brigada Francisco José Martínez Rodríguez y Bartolo Gil Melo.

El decreto 257-13 asciende al rango de general de brigada y pone en retiro con disfrute de la pensión correspondiente por antigüedad en el servicio a los coroneles Francisco A. de los Santos Lazala, Bernave Ventura, Pablo Ramón Nova Cuevas, Manuel R. Acosta Reynoso, Juan Manuel Cabral Baldera, Claudio De Jesús Santana de la Cruz, Milton J. Almonte Morrobel, Pantaleón Hernández, Felipe R. Herasme Acosta, Ángel Miguel Peroso Torres, Bienvenido Vásquez Francisco, Julián Hernández, Miguel Andrés Abreu Suriel, Juan Vólquez, Nelson Manuel Peña, Ramón A. Rosario Pichardo, Rubén D. Castro Pérez y Juan Antonio Mejía Pimentel.

En esas mismas condiciones fueron colocados en situación de retiro los también coroneles policiales Vicente Hilario Ventura, Juan Antonio Lora Castro, Julio A,. Sánchez Peguero, Isidro Luciano Aquino, Héctor Rafael Rojas Cruz, José Luis Pérez G{omez, Casimiro L. Colón Santana, Juan L. González Reynoso, Lucas Valenzuela Valenzuela, Neggia Fior D´aliza Medina Medina, doctora Seila A. de los Santos Maldonado, doctor César A. Peralta Jiménez, Jesús E. Cordero Paredes, doctor Eufemio Amparo Brito, doctora Ana Josefa Suaresz Disla, doctor Cristóbal Fernández Mena, coronel médico Octavio R. Velásquez Miguel, doctor Antonio Ramírez Castillo, doctor Santo Jiménez Pael, sicóloca Sandra Yocasta Mateo de Jáquez, y los contadores públicos Juan Bautista Gervacio Oviedo y Ana Isabel Ulloa Henríquez.

Otras puestas en retiro por antigüedad en el servicio y con disfrute de pensión en la Policía Nacional afectaron a los coroneles Nelson Jiménez Cabral, Félix Manuel Guerrero Beltré, Catalino Suarez Genao, Isidro Cordero, Antonio Blas Díaz Cuevas, Cristino Adames y Adames, Manuel de los Santos S. Gómez Urbaez, Ruperto Pérez Pérez, Alejo Evangelista Brito, Luis Gonzalo Díaz Encarnación, Enemencio Francisco Guzmán Vargas, Sotero Martínez Magallanex, Darío Castillo Corporán, José de los Santos Torres Matos, Héctor Manuel Pérez Piña, Bibiano D´oleo Encarnación, Domingo Antonio de León Marínez, coroneles abogados Ramón Capellán Feliz, Juan S. Rojas Aquino, Fernando Belén Barias, Bienvenido Victoriano Fabián, Sergio Antonio Naut González, coronel médico Sara Raquel de la Paz Matos y Contador Público Autorizado José Enrique Ruiz Mejía.Todos los decretos con las disposiciones presidenciales tienen fecha de este sábado 7 de septiembre.

viernes, 30 de agosto de 2013

El Tipo de Sangre y el Temperamento

Aprovecho para dejarles en esta bitácora, un interesante artículo sobre la influencia del grupo sanguíneo en la personalidad y el temperamento de las personas, a partir de investigaciones desarrolladas en Japón y otros países orientales. A partir de ahora, no solo será importante saber si el temperamento de nuestro interlocutor es Colérico, Flemático, Melancólico o Sanguíneo; se agrega a la lista de elementos, la curiosidad sobre su tipo de sangre.

¿Puede el tipo de sangre determinar la personalidad? Esta pregunta ni se pregunta en el Japón, donde se utiliza la tipificación sanguínea para conocer la personalidad y el temperamento. De hecho, los japoneses sufrirán un “shock” si un extranjero confiesa que no conoce su tipo de sangre. 

En 1927, el profesor japonésTakeji Furukawa, introdujo la teoría “Estudio del Temperamento a partir del Tipo de Sangre”. Este profesor, carecía de las credenciales necesarias para validar sus afirmaciones y tampoco tenía respaldo científico; sin embargo, su teoría del tipo de sangre como determinante de la personalidad fue acogida inmediatamente por el público. A partir de esa aseveración, el gobierno japonés mandó a hacer un estudio con la finalidad de hacerse de un ejército con mejores soldados. En 1970, Masahiko Nomi publicó un libro donde revivía la misma idea, que es muy popular en el Japón. En 2008, cuatro libros sobre este tema, estuvieron colocados en la lista de best-sellers en ese país.
 
Ya sea falsa o verdadera la teoría del tipo de sangre, ¿qué tal si hacemos una prueba, a ver qué tan desencaminados andan los japoneses es este asunto? Primero, debemos conocer nuestro tipo de sangre. Una de las formas de conocer nuestro tipo de sangre, es hacernos un estudio en un laboratorio químico, otra forma es acudir a un hospital a donar sangre y nos dirán nuestro tipo. 

Lo que Descubre el Tipo de Sangre 
Tipo O 
Son personas sumamente sociables. Por lo general populares y con una gran auto-confianza. Son personas muy creativas y siempre parecen ser el centro de atención. Son capaces de hacer muy buena impresión en la gente y por lo general son muy atractivas. Además de organizadas y determinadas, se distinguen por su terquedad, lo que les ayuda a lograr sus objetivos. Son excelentes líderes. El tipo O es compatible con el tipo AB. Los tipo O se encuentran como banqueros, políticos, jugadores, ministros, inversionistas y atletas profesionales. 

Tipo A 
Las personas con este tipo de sangre parecen calmadas por fuera, pero por dentro están llenas de ansiedad y preocupaciones. Son perfeccionistas y a menudo tímidas y sensibles. Comúnmente introvertidas, pero estables y analíticas. Son personas buenas para escuchar a los demás. Se distinguen por su sensibilidad al color y a los ambientes. Les gusta ir a la moda y seguir las últimas tendencias, pero nunca se visten llamativas o exóticas. Les agradan los ambientes románticos y por lo general les gusta imaginar mundos de fantasía. En el aspecto romántico, son más compatibles con el tipo AB. Entre los tipo A se encuentran contadores, bibliotecarios, economistas, escritores, programadores y columnistas de chismes. 

Tipo B 
Estas personas se orientan a objetivos y por lo general logran metas muy ambiciosas. Son personas extrovertidas y encantadoras, son la compañía perfecta porque son muy apoyadoras. Aunque aparentan ser muy críticos, no son quisquillosos ni se preocupan por las pequeñas cosas. Los del tipo B son individuos impulsivos que a menudo crean su propio camino en la vida. Son personas muy fuertes y optimistas. Son más compatibles con personas de su mismo tipo B y con las del tipo AB. Por lo general escogen carreras como cocineros, estilistas, líderes militares, locutores y periodistas. 

Tipo AB 
No por nada pero los AB son personas duales al poseer dos tipos de sangre. Pueden ser tímidas o arriesgadas; indecisas o seguras de sí. Por lo general, sobresalen entre los demás, aunque no les gustan que los etiqueten, son agradables y de fácil carácter. Son lógicos y determinados y les gusta hacer las cosas correctamente. Por lo general, son muy confiables y les gusta ayudar a los demás. Su forma de hablar es seria. Se distinguen por su paciencia, concentración e inteligencia. Las personas del tipo AB pueden encontrar su alma gemela en personas con cualquier tipo de sangre. Por lo general escogen profesiones como cantineros, abogados, maestros, ejecutivos de ventas o trabajadores sociales. 

A todos nos encanta saber cosas sobre nosotros mismos y el tipo de sangre es solo una forma divertida de aprender cosas nuevas y comprender por qué hacemos ciertas cosas. No necesitamos creer en ello para sacar algo de provecho. Pero por si acaso, pregunta antes de relacionarte con alguien ¿qué tipo de sangre tienes?

miércoles, 17 de abril de 2013

LA JUNTA INTERAMERICANA DE DEFENSA: EL DILEMA DE REDEFINIRSE O DESAPARECER

Por:Carolina Ramírez H.
En el actual contexto de la seguridad multidimensional, asumido por el Sistema Interamericano a partir del año 2003, la Junta Interamericana de Defensa, (JID) está llamada a cumplir un nuevo rol, como punto de consenso internacional civil-militar, sobre los asuntos estratégicos de seguridad y defensa en el hemisferio, puesto que de lo contrario, correría el riesgo de desaparecer.


La Junta Interamericana de Defensa (JID) fue creada, a instancias de los Estados Unidos, en 1942, cuando las amenazas generadas por una guerra mundial en pleno apogeo exigían la creación de un sistema de defensa americano, que prestara asesoría técnica, consultiva y educativa sobre medidas conjuntas, adecuadas para enfrentar cualquier posible agresión externa al hemisferio. [1]

La JID sobrevivió además, el período de la Guerra Fría, con las amenazas del mundo bipolar, llegando hasta nuestros días con un interesante legado histórico que la acredita como la asociación internacional de fuerzas armadas más antigua del mundo,[2] pero con una necesidad irremediable de adaptarse a la complejidad de los nuevos desafíos que le presentan las atribuciones establecidas en su Estatuto, mediante el cual quedó incorporada como “entidad” de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en marzo de 2006.[3]

Desde su creación hasta nuestros tiempos, la JID ha tenido que enfrentar serias dificultades e incertidumbres que han limitado su ámbito de acción y la han mantenido algo distanciada de la “subordinación a los órganos políticos de la OEA”.[4]

Nuevo contexto de seguridad multidimensional exige nuevos roles
Partiendo del hecho de esta Junta fue concebida por una coyuntura muy particular de conflicto bélico mundial y luego creció en una especie de orfandad jurídica, puesto quedó desamparada del Sistema Interamericano, al firmarse el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en 1947,[5] también se olvidaron de ella al crear la OEA en 1948, no fue tomada en cuenta por la Conferencia de Ministros de Defensa de Las Américas, del 1995; [6] y la JID tuvo que esperar 64 largos años antes de que la OEA decidiera adoptarla e integrarla a su estructura organizacional.[7]

En sus casi 70 años de existencia, la JID ha padecido además, otras series de limitaciones, tales como, dificultad de financiamiento, incertidumbre jurídica, ambigüedad de funciones, competencia de organismos paralelos y  subutilización de sus capacidades técnicas especializadas; sin embargo, merecen especial atención los dos obstáculos principales que la JID no ha podido superar: en primer lugar, su naturaleza exclusivamente militar, que ha dificultado el desarrollo de relaciones armoniosas con los funcionarios civiles de las delegaciones diplomáticas, quienes culturalmente han sido formados con estereotipos antimilitaristas.[8]

El segundo escollo, es referente a las posibilidades que tiene la Junta de cumplir satisfactoriamente su rol en el actual contexto de la seguridad multidimensional, en el cual la JID es percibida como una institución anticuada, distante, inflexible, descontextualizada, difícil de controlar, que hasta ahora, no ha podido ser útil ni a la OEA ni a sus países miembros y que si no se revitaliza “está lista para ser desmantelada”.[9]

Opciones estratégicas posibles
Este artículo tiene como propósito, abordar la problemática que enfrenta el Sistema Interamericano referente a la actual inoperatividad de la Junta Interamericana de Defensa, con el objetivo de determinar cuáles serían las opciones estratégicas factibles y en qué medidas estas pudiesen ser implementadas, a fin de encontrar las vías más idóneas para efectivizar el esfuerzo y la inversión de los Estados y de la OEA misma, en los asuntos estratégicos sobre defensa y seguridad en el hemisferio.

En diversos foros han sido discutidos varios cursos de acción para abordar esta cuestión, sin embargo, nos limitaremos a plantear las dos alternativas que tienen mayores posibilidades de ser realizadas, atendiendo a los principios de factibilidad, aceptabilidad y adecuación.

Tomando en consideración que el Art. 52 de la Carta OEA, da facultad a los Estados para considerar los programas de integración regional en áreas especializadas (como es el caso de la defensa y la seguridad hemisférica), entre las alternativas probables para definir la situación institucional de la JID ante el Sistema Interamericano, podrían considerarse las siguientes:

1.    Desintegrar la Junta Interamericana de Defensa
2.    Reforma y adaptación de la JID para su desempeño en un nuevo contexto de seguridad multidimensional
Opción 1: Desintegrar la Junta Interamericana de Defensa
Desde hace años el desempeño de la Junta Interamericana de Defensa, como organismo panamericano de defensa y seguridad ha sido puesto en tela de juicio, acusándola de ser una entidad anacrónica y sin ninguna utilidad para estos tiempos, incluso, ha llegado a ser considerada de forma despectiva, como el destino ideal para deshacerse temporalmente de militares díscolos o un premio dorado por buenos servicios prestados. Argentina la ha definido como “una instancia supranacional que termina conformando una burocracia militar, con sus propios intereses y canales comunicantes, de los que muchas veces los gobiernos democráticos ni siquiera llegan a enterarse”.[10]

Hay consenso en que el proceso de integración efectiva de la JID a la estructura de la OEA, en el contexto del paradigma de Seguridad Multidimensional ha sido lento y con muy poco entusiasmo.[11] En varias ocasiones se han planteado acuerdos regionales para modernizarla y darle una razón de ser; entre ellos, un ambicioso proyecto para concentrarla en el manejo de desastres naturales, sin embargo, estas iniciativas no han logrado despertar el interés suficiente y por el contrario, empiezan a aparecer instancias subregionales dedicadas a la misma área de competencia de la JID, como es el caso del Consejo de Defensa Suramericano de la UNASUR.[12]

La supervivencia de la JID cada vez está más amenazada, fundamentalmente debido a que Latinoamérica como región, no se caracteriza por el consenso; que el hemisferio tiene una superpotencia nuclear y dos países que ya son miembros del más importante organismo de cooperación militar internacional, la OTAN; sumado esto a que las subregiones (Sudamérica, Centroamérica y el Caribe) son muy disímiles entre sí y tienen requerimientos de seguridad muy diversos, incluso contrapuestos.

En tal sentido, una opción razonable que el Sistema Interamericano deberá considerar, quizás más temprano que tarde, será la disolución de la Junta Interamericana de Defensa, mediante Resolución de la Asamblea General, a recomendación del Consejo Permanente, con la facultad de someter iniciativas de supresión de organismos que le confiere el Art. 73 de la Carta de la OEA.

Ventajas
·         Eficientización del uso de los recursos económicos, materiales y humanos
Por un lado, es importante tomar en consideración que tanto la OEA, como los Estados Unidos, han dispuesto desde el 2011, reducción significativa de su financiamiento a la JID.[13] Lo que significaría un recorte presupuestario de los dos entes que aportan cerca del 78% de los recursos que recibe la JID.

Por otra parte, los Estados miembros podrían ahorrarse el pago de su cuota de membresía, pero también evitarían los costos elevados de mantener una delegación ante una JID, que hasta el momento ha resultado improductiva; pudiendo disponer de ese personal para otras misiones. Y la OEA podría disponer para otros fines infraestructura física de la Casa del Soldado.[14]

·     Evitar duplicidad de funciones que ya han sido otorgadas a la Comisión de Seguridad Hemisférica, (CSH)
En la Declaración de Seguridad Hemisférica de la OEA,  los Estados recomendaron que la CSH coordine la cooperación relacionada con los diversos aspectos de la seguridad y defensa en el Hemisferio, por lo tanto, no se requeriría de ninguna resolución de la OEA para que el CSH, asuma las funciones actuales de la JID.

Desventajas
La principal desventaja radica en que el Sistema Interamericano perdería el único foro especializado de comunicación multilateral en asuntos estratégicos de defensa y seguridad que actualmente tiene.

Opción 2: Reforma y adaptación de la JID para su eficiente desempeño en un nuevo contexto de seguridad multidimensional
La junta necesita ser sometida a una reforma profunda, en función de los nuevos retos que plantea el siglo XXI, mediante un intenso proceso de modernización de sus funciones, que permita la ampliación y aprovechamiento del talento que por naturaleza poseen los militares en asuntos estratégicos.

Un buen paso para iniciar el proceso de transformación que necesita la JID, implicará que civiles entrenados en los altos temas de defensa y seguridad asuman su liderazgo. Esto a la luz del Art. 4 de la Carta Democrática Interamericana que consagra como “elemento fundamental ejercicio de la democracia: (…) La subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente constituida”[15] en donde el Jefe del Estado democrático dicta su política, y las fuerzas armadas coordinan y asesoran sobre los medios para lograrla.[16]

La Asamblea General, mediante resolución, puede solicitar a los Estados, que quien le represente en la JID tenga la condición de Agregado de Defensa de su delegación ante la OEA, subordinado al Embajador Jefe de la Misión. Con el fin de promover la coordinación que debe existir entre las representaciones de Ministerios de Defensa (o su equivalente) y de Relaciones Exteriores en estos asuntos.

Ventajas
·      La JID no perdería su naturaleza de órgano consultor, lo que además facilitaría un ejercicio más eficiente de la administración política de los asuntos estratégicos en temas de defensa y seguridad hemisférica
Las delegaciones ante la JID subordinadas al Ministerio de Relaciones Exteriores, en lugar de a las fuerzas armadas, fortalecería el apoyo de la OEA a la democracia y ayudaría a implementar la “Declaración sobre Seguridad en las Américas” con una visión Interagencial y multidimensional de la seguridad. Se evitaría además, la duplicación de funciones y procesos, estableciendo una sola vía de comunicación y una línea de mando definida. Eficientizando además, el gasto del Estado por concepto de representación ante este organismo multilateral.

Desventajas
De optar por esta opción habría que reformar el reglamento de la JID, el cual establece que los Estados Miembros solo pueden acreditar Delegados que pertenezcan a las Fuerzas Armadas, con rango de General o Coronel.

Otra dificultad a enfrentar sería el antagonismo que legendariamente ha existido entre diplomáticos y militares en el hemisferio, debido a las fricciones que generan el control y conducción política sobre las fuerzas armadas. Sumado esto al hecho de que la mayoría de los Ministerios de Defensa de la región, aún tienen serias falencias de personal civil con las competencias requeridas para involucrarse en la conducción política de los asuntos de defensa y seguridad nacional.


Opción Recomendada: Reforma y adaptación de la JID
Esta opción es factible, puesto que la reforma podría perfectamente materializarse sin necesidad de modificar los estatutos de marzo de 2006, por lo tanto  la JID quedaría incorporada al Secretariado General de la OEA, como parte dependiente del Secretariado de Seguridad Multidimensional.


Esta opción es aceptable, porque aún en nuestros tiempos es sumamente importante que exista un punto de consenso internacional entre funcionarios civiles y militares, que sirva para amortiguar las tensiones regionales y que permita además, el fortalecimiento de la cooperación y la interoperabilidad en materia de seguridad en el hemisferio.[17] Papel que, en mi opinión, perfectamente podría desempeñar la JID, si estuviese utilizando todo el potencial que tiene.

Esta opción es idónea, debido a que la JID todavía tiene oportunidad de jugar un importante rol en el contexto interamericano, y la OEA no debería permitirse el lujo de dejar que desaparezca este interesante foro especializado de comunicación multilateral. Puesto que, con la nueva autoridad que ha adquirido esta legendaria institución, al convertirse en Entidad de la OEA, la JID, podría actuar como órgano central de asesoramiento militar y de seguridad, conforme a lo previsto en su Estatuto, empleándose en: La codificación de lecciones aprendidas en materia de desastres naturales, en labores de capacitación sobre seguridad y defensa; brindando asesoramiento técnico referido a la remoción de minas terrestres y como ente responsable del programa académico de nivel superior del Colegio Interamericano de Defensa.[18] 

Este urgente proceso de revitalización y reestructuración deberá servir para restaurar la confianza de los Estados miembros de la JID y de los órganos políticos del Sistema Interamericano, pero por otro lado, también requerirá del absoluto apoyo interministerial de los cada uno de los Estados  y de los órganos políticos de la OEA, en donde tanto los civiles como las instituciones militares deberán fomentar un espacio entendimiento y estrecha colaboración, persuadidos de que el proceso de cambio y democratización implica que los asuntos de defensa y seguridad del hemisferio han pasado a formar parte de la agenda del sector civil y que ya no están circunscritos al dominio exclusivo de las fuerzas armadas.



[1] Racine Bezerra. “La Junta Interamericana de Defensa y loa desafíos contemporáneos”. Air and Space Journal  (2011): 85.
[2]  John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” revista Strategic Forum, agosto de 2010: 1
[3] “Estatuto  de la Junta Interamericana de Defensa” Aprobado el 15 de marzo de 2006, AG/RES.1 (XXXII-E/06)
[4] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 2.
[5] Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR),  Adoptado en Rio de Janeiro, Brasil, el 9 de febrero de  1947, http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-29.html (accesado el 1 de febrero de 2012)
[6] Desde su creación en 1995, en Williamsburg, el objetivo de la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas ha sido el de proporcionar un foro donde se puedan discutir temas tales como las medidas de fortalecimiento de la confianza, seguridad, operaciones de paz, relaciones cívico-militares y amenazas emergentes. http://www.cdmamericas.org/PublicPages/Home-Spanish.aspx (Accesado el 3/2/2011)
[7] La Junta Interamericana de Defensa (“JID”) es una entidad de la Organización de los Estados Americanos (OEA) establecida según lo previsto en el último párrafo del artículo 53 de la Carta de la OEA. Art. 1 del Estatuto de la JID
[8] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 2.
[9] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 3.
[10] Carlos Maldonado “Argentina auspicia la reforma de la Junta Interamericana de Defensa”. Publicado el jueves, 09 de diciembre de 2010.  http://razonyfuerza.mforos.com/560583/10047760-junta-interamericana-de-defensa/
[11] José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, discurso con motivo del 68 aniversario de la Junta Interamericana de Defensa, 25 de marzo de 2010, Washington, DC http://www.oas.org/es/acerca/discurso_secretario_general.asp?sCodigo=11-0089 (Accesado el 3/2/2011)
[12]  La Unión de Naciones Suramericanas (conocida por su acrónimo Unasur) http://unasursg.org/
[13] Secretario General presenta Proyecto de Programa-Presupuesto de la OEA para el 2011 http://www.staff.oas.org/documents/News%202010-2011/SN4_1011.htm
[14] La Casa del Soldado es el nombre del edifico que aloja la Sede de la JID en Washington, DC
[15] Carta Democrática Interamericana, adoptada por la OEA en  Lima, Perú, el 11 de septiembre de 2001,  http://www.oas.org/charter/docs_es/resolucion1_es.htm (Accesado el 3/2/2011)
[16] Thomas C. Bruneau y Florina Cristiana Hacia una Nueva Conceptualización de la Democratización y las Relaciones Civiles Militares, http://www.resdal.org/producciones-miembros/art-bruneau-matei-2010.pdf (Accesado el 3/2/2011)
[17] John A. Cope “Reforma a la Junta Interamericana de Defensa” (2010): 1.
[18] Racine Bezerra. “La Junta Interamericana de Defensa y loa desafíos contemporáneos”. Air and Space Journal  (2011): 85.